El fenómeno que están causando las aplicaciones para ligar ya hace que entre los expertos se hable de tinderización para hacer referencia a la gran rapidez y facilidad de uso que tienen. “Hemos pasado de la artesanía de un proceso lento de seducción a una industrialización del flirteo, hasta el punto que se ha convertido en un producto de consumo”, explica Francesc Núñez, director de los Estudios de Humanidades y sociólogo de las emociones de la UOC. Para el experto, esta facilidad inmediata para encontrar pareja, sea estable o no, ha banalizado todo el proceso y la magia del ritual de seducción que siempre había habido. Además, como se es consciente de la facilidad con que se puede encontrar una persona nueva, cada vez resulta más complicado decidirse por una en concreto, o se banaliza tanto la relación que se puede dejar en cualquier momento, sabiendo que rápidamente se encontrará otra. “Es el consumismo aplicado a las relaciones de pareja”, matiza Núñez, que cree que hoy en día las relaciones son del tipo monògames sucesivas. Es decir, se tienen varias parejas a lo largo de la vida.
Es una nueva manera de ligar que ha venido para quedarse. “Los más jóvenes ya han naturalizado esta manera de conocer gente”, explica Ana D. Verdú, doctora en estudios de género. Según la experta, ligar por Internet será pronto tan normal como enviar un correo electrónico. Pero, aún así, Verdú apunta que con el tiempo cambiará el ideal de atractivo y la manera de presentarnos en estas aplicaciones. “Hoy en día la seducción se reduce a la estética, especialmente en el caso de las mujeres, que suelen mostrar imágenes hipersexualizadas para venderse”, matiza. Con el tiempo, según Verdú, estas imágenes cansarán y se buscarán otras maneras de empezar relaciones.
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